En su libro titulado Etica para Amador, Savater aborda el problema de la vida humana y encuentro que hay una gran similitud con la vida de los animales domésticos, pues yo que soy tan pequeñita, decido si quiero o no comer, si quiero o no beber agua, si duermo con una o con otra mamá. También decido cuándo hago alguna pirueta o emito algún ladrido. En lo que nos diferenciamos de los seres humanos es, básicamente, en lo que nos dedicamos, por ejemplo, hay perros que son policías y apoyan para descubrir algún objeto o sujeto, también los hay que trabajan como guías para los ciegos, otros son salva-vidas y otros, los más tristes, son parias. En los hombres, el abanico de ocupaciones se amplía, desde los oficios más simples hasta las actividades más elevadas y diversas.
En mi caso, me dedico a dar alegría a mis
mamis, a mi hermano, a mis sobrinos y a
mi papá, aunque con él me porto a veces un poco rebelde y le ladro.
Para mí, al igual que para los seres
humanos, es fundamental relacionarme con
los demás. Ahora estoy en proceso de
establecer un tipo de relación nueva y
diferente, con los cachorros humanos que vienen a la casa cada semana.
Como ya es tarde, me subiré con mi mamá a
ver las noticias y me enteraré cómo está el mundo, así que ¡ABUR, GUAU!